En el día donde el like o el “me gustas” toma su sentido más romántico, analizamos si las campañas son realmente efectivas en fechas tan señaladas como la de hoy
“Ahí me colé y en tu fiesta me planté,
Coca cola para todos y algo de comer.
Mucha niña mona, pero ninguna sola,
luces de colores, lo pasaré bien” (…)
Y es que como seguía diciendo la famosa canción de Mecano, a pesar de que no te inviten a la fiesta, tarde o temprano también puedes acabar cayendo igualmente en las redes del amor. Nunca sabes cuándo va a llegar ese flechazo. O si lo sentirás de nuevo, como cuando eras adolescente. Y más hoy en día, que estamos sobreexpuestos a multitud de estímulos que nos pueden despertar (en cualquier momento y a veces casi sin quererlo) nuestra vena más romántica.
Porque… ¿estaremos de acuerdo en que todos estos últimos días nos habremos hasta cansado de ver miles de anuncios y una cantidad incontable de promociones y propuestas para celebrar San Valentín, no?
Es en estas fechas tan señaladas donde radica la dificultad de lograr que una campaña publicitaria sea verdaderamente efectiva. Como pasa por Navidades, la vuelta al cole, la llegada del verano o el Black Friday, por poner sólo algunos ejemplos, el bombardeo es tan elevado que hay que saber dar muy bien en la tecla para que el mensaje llegue directamente al corazón del cliente. Y se quede ahí, clavado, retenido en su memoria. Porque si no, al día siguiente puede caer en el olvido tan rápido como llegó.
Eso nos hace pensar en un concepto muy importante a la hora de articular las campañas, en este caso a través de las redes sociales. Y no es otro que el Alcance.
Para saber si nuestras particulares flechas están llegando a nuestros destinatarios correctamente o si por contra Cupido tiene el punto de mira un pelín desviado, es necesario revisar siempre las estadísticas. Y hacerlo bien, sabiendo interpretar todas las métricas que en la actualidad nos ofrecen las propias aplicaciones o incluso las que nos pueden aportar algunas herramientas de análisis muy completas que existen en el mercado.
De entrada, lo más básico es saber a qué número de personas físicas ha sido capaz de llegar una de tus publicaciones. Eso es precisamente lo que se conoce por Alcance, que puede ser orgánico (el derivado de nuestra propia comunidad de seguidores y de aquellos que interactúan con ellos, reaccionando, compartiendo o comentando) o de pago (el que busca un público más específico y de manera dirigida mediante las promociones y la inversión publicitaria).
En este punto también hay que tener en cuenta la diferencia entre Alcance e Impresiones, ya que muchas veces prestan a confusión. A grandes rasgos (porque existen variaciones entre las distintas redes sociales), las Impresiones vienen a ser el número de veces que aparece nuestra publicación, mientras que el Alcance sólo mide la cantidad de personas (o perfiles) a quien se les muestra.
Dicho de otra manera, una cosa es la audiencia efectiva a la que llegas (Alcance = número de personas que ven tu contenido) y la otra es el posible impacto de tu mensaje (Impresiones = veces que se muestra dicho contenido). Lo engañoso del caso es que una misma persona en ocasiones puede tener varias impresiones de un mismo contenido.
Pongamos Twitter como ejemplo: imaginemos que tienes 500 seguidores y que un día twitteas lo que sea. En el supuesto de que lo vieran absolutamente todos tus followers, las métricas indicarían que has tenido un alcance de 500 y 500 impresiones. En cambio, si al día siguiente publicas 3 mensajes (e imaginando igualmente una situación utópica en la que nadie de tu comunidad se perdiera ninguno de ellos), el alcance seguiría siendo de 500 (es tu audiencia), pero las impresiones contabilizarían 1.500.
Evidentemente hay muchísimos más parámetros a la hora de analizar cifras y comprobar qué engagement se está consiguiendo. Pero hoy es San Valentín y no os queremos aburrir con más tecnicismos.
Lo que está claro es que por mucha medición y análisis detallado que se lleve a cabo hay algo que ni las estadísticas ni las previsiones pueden calcular: la emoción. Por muy bien definida que esté configurada una campaña a nivel de segmentación de público, inversión y retorno económico, etc. nunca se conseguirá el efecto deseado si el mensaje no es capaz de calar hondo entre las personas que lo puedan llegar a ver.
Y ésa es precisamente la labor de los profesionales de la comunicación y el marketing: encargarse de redactar contenidos que trasciendan, que realmente sean efectivos. Hagamos una prueba. ¿Cuántos anuncios o posts que hayas visto en las redes sociales estos últimos días recuerdas?
Volvamos a Mecano. La letra de ese single de 1982 proseguía así:
“La vi pasar, me escondí
Con su traje transparente
Iba provocando a la gente
Ella me vio y se acercó
El flechazo fue instantáneo
Y cayó entre mis brazos”
Y lo de después, el estribillo, de sobras es conocido. ¿Curioso que se nos queden grabadas a fuego canciones de hace casi 40 años, verdad?